16 mar 2020

SOCIOLOGIA 6º AÑO



SOCIOLOGÍA – 
6to 1ra, 6to 2da, 6to 3ra

Prof. Fabián Hamm



Tema: Introducción al estudio de la Sociología


Objetivos

Que el estudiante logre 

·         Entender y reflexionar las múltiples interrelaciones que existen entre el Estado Argentino y la sociedad a través de las regularidades normativas.

Actividad 1: "¿Cómo se estudian las Sociedades?

Leer en voz alta y analizar el siguiente artículo periodístico:
Página/12
SÁBADO, 26 DE SEPTIEMBRE DE 2009
CIENCIA, SOCIEDAD Y MENEMISMO: DIALOGO CON SUSANA TORRADO


Lavar los platos

El 24 se cumplieron 15 años de aquel infausto “que se vayan a lavar los platos”, del entonces superministro Domingo Cavallo (¿alguien se acuerda de él?, ¿o más bien de las consecuencias de su política?), dirigido a la socióloga y demógrafa Susana Torrado, que hizo la primera advertencia de que estábamos yendo de cabeza hacia el desastre. Fuimos, efectivamente, hacia un desastre que la sociedad todavía está pagando. Pero, afortunadamente, la ciencia argentina levantó la cabeza... Y marcha.
https://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Ignacio Jawtuschenko * y Leonardo Moledo

Doctora Torrado, se cumplen 15 años de aquel episodio. ¿Cómo lo recuerda?

–Se trata de un suceso que no voy a olvidar nunca, y que quedó de referencia. Pero lo más importante es que, más allá de que Cavallo descalificó y mandó a lavar los platos a una investigadora, los científicos reaccionaron de una manera de la que no recuerdo antecedentes. Respondió como verdadera comunidad.

–¿Que implicó esa respuesta como comunidad?

–Fue una demostración pública de defensa en bloque de la práctica científica y una manifestación clara del respeto que el poder político le debe a toda actividad científica.

–¿Cuál era la situación de las ciencias sociales en aquel momento?

–Empezaba a hacerse evidente que la actividad científica podía ser útil para el diagnóstico del país. Hasta la recuperación de la democracia, las ciencias sociales estuvieron censuradas, perseguidas y refugiadas en los centros privados, con tremendas restricciones de acceso a, por ejemplo, los datos del sistema estadístico nacional, que son un insumo fundamental. Y en los años que van de 1984 a 1994 rehicimos el campo de las ciencias sociales, se recuperó el entramado académico y comienzan a salir al espacio de los medios de comunicación los resultados de los trabajos.

–Y aquel día de septiembre de 1994 a usted se le ocurrió decir que “el Rey está desnudo”... Mejor, tratándose de Menem, pongámoslo con minúscula, “el rey está desnudo”.

–Bueno, yo trabajaba en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales, una institución independiente, ubicado en el edificio de la esquina de las avenidas Corrientes y Pueyrredón...

–En el edificio de los 70 balcones y ninguna flor...


–Sí, ese mismo. El periodista Gerardo Young me hizo una entrevista para la radio acerca de nuestras investigaciones y critiqué la tasa de desocupación oficial, dije que era un indicio de las consecuencias que pronto traería el ajuste neoliberal. El ministro Cavallo se enteró de la crítica justo cuando estaba en una reunión con periodistas y allí me desacredita de una manera muy grosera y me menciona como “esa mujer”... Claro, no me conocía.

–Pero además era un mal momento para el Conicet, estaba en duda su supervivencia...

–Sí, así es. Era una situación muy especial, un científico se animaba a contradecir lo que nadie discutía, y encima una mujer. La gente joven del Conicet lo tomó como un insulto a los científicos, más allá de Susana Torrado. A la vez era el Conicet el que venía a señalarle a Cavallo las consecuencias de su modelo económico. Para él resultó insoportable, por eso buscó todas las formas posibles para desacreditarnos. Me acuerdo de un acto muy bueno que llamamos “Enseñándole al ministro”, que funcionó como una radio pública en Plaza de Mayo frente a la ventana de su despacho del Ministerio de Economía; recuerdo que estuvo Pérez Esquivel y otra gente, vino mucha gente a la Plaza y se habló de política, de ciencia y de libertad académica.

–¿Cree usted que la clase media acompañó en esa defensa?

–En primer lugar, “la clase media”, como categoría, me causa problemas. Creo que es necesario entender que lo que se intenta agrupar con la etiqueta de clase media es una sumatoria de grupos muy disímiles. Hay sectores que pueden ser sensibles a atropellos de este tipo y otros que ni se enteran, ni se movilizan. Justamente me estoy abocando a esta problemática: estoy por publicar un estudio acerca de la composición, orígenes, mecanismos de bienestar y vías de movilidad social tanto ascendente como descendente, centrado en las clases medias.

–¿Alguna vez Cavallo la llamó para disculparse?

–No.

–¿Se habrá arrepentido?

–Supe que Cavallo lamenta lo ocurrido, incluso lo dijo en una reunión pública en la Facultad de Medicina. Pero nunca retrocedió, no es una persona de ceder.

–¿Cree que dejó algún tipo de lección a la llamada “clase política”?

–Creo que resultó un avance en hacer entender el rol de la actividad científica. Hacer ciencia no es encerrarse en el laboratorio o sólo sentarse en un cuarto a leer. El rol de la ciencia es clave en la vida de la sociedad, y el científico no es más ese estereotipo de distraído. Como lo demuestra el caso del Indec, su práctica genera información que tiene aspectos sociales y económicos inherentes, que son todo menos abstractos. Hoy en los sectores políticos hay más conciencia respecto de la importancia de la actividad científica. Como lo muestra el conflicto y la intervención política en el Indec, claro ejemplo de la tensión en la relación de los científicos con el poder político, de colisión de la ciencia con los gobiernos de turno, sea del partido que sea. Al respecto, hace décadas que digo que el Indec tiene que ser un ente autárquico y autónomo.

–La pregunta sociológica es: ¿por qué persiste el estereotipo de mujer que lava los platos? ¿Por qué no es unisex?

–Es una construcción cultural que viene de muy atrás, pero está cambiando; creo que cada vez hay más hombres que lavan los platos y más mujeres que ya no quieren lavarlos. Lo que pasa es que hay sectores sociales a los que esos cambios los aterran. ¡Cómo una mujer va a salir de su casa, va a estar todo el día afuera y no se ocupa de sus hijos, de la limpieza, ni le prepara la cena a su marido!

–Pero si tomamos lo que nos decían en la escuela, no sólo no se hablaba de obligaciones domésticas unisex sino tampoco de una Argentina con diferencias étnicas.

–Es cierto, eso se debe a varias razones. Por un lado, durante años, éste fue un país integrado, no estaban las diferencias que se encuentran en México, por ejemplo, entre los indígenas y los inmigrantes europeos. Pero en la actualidad, cuando se comienza a analizar quiénes son los pobres y quiénes no, o quiénes son los que ascienden y quiénes los que se quedan, se advierte que la diferencia étnica viene de muy lejos.

–¿Desde cuándo?

–Diría desde fines del siglo XIX, cuando se define el modelo agroexportador, se expande la pampa húmeda, se empobrece el Norte y empiezan ahí a contar diferencias étnicas entre la población europea y sus descendientes, radicados en zonas urbanas de la pampa húmeda y la población criolla anterior a la recepción de inmigrantes europeos, que se quedó en sus regiones. Recién después, a partir de las décadas del ‘30 y del ‘40, con el proceso de industrialización, la población criolla empezó a moverse y a adoptar pautas de modernización de comportamientos.

–¿Haría falta una mayor toma de conciencia étnica?

–Agregando la variable étnica, se entendería mejor la desigualdad social, porque en las raíces de la desigualdad actual están estas diferencias étnicas. Se entendería además por qué es tan poco fuerte la identidad argentina –que no es de las más fuertes– no sólo porque los inmigrantes no vinieron de Europa sino “de los barcos”.
Susana Torrado es Licenciada en Sociología y Dra. en Demografía. La Dra. Torrado se hizo tristemente célebre por un episodio que ocurrió en 1994, durante el gobierno de Carlos Menem. A partir de los resultados de su trabajo Torrado anunció públicamente ciertas cifras que revelaban el aumento del desempleo en los años de la convertibilidad. Domingo Cavallo, entonces Ministro de Economía, le respondió que "se fuera a lavar los platos", desatando una réplica indignada de los científicos y de la sociedad en general.


Responder:

 ¿De qué se ocupa una socióloga? ¿Qué tipo de problemas estudia y cómo los abordan? (2 puntos)
¿Qué dijo Cavallo, y en qué contexto? ¿Qué respondieron los científicos? ¿Por qué la respuesta del ministro generó controversia? 
¿Qué tipo de conflictos estaba poniendo en evidencia la respuesta de Cavallo? (2 puntos)
¿Creen que el ministro le habría dicho lo mismo a un investigador varón? ¿Ocurren situaciones similares en otros campos? (2 puntos)
¿La palabra de las mujeres tiene el mismo "peso" que la de los hombres en nuestra sociedad? ¿Varía esto en diferentes contextos? (2 puntos)

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Actividad 2: Los problemas de la sociología


La Dra. Torrado nos cuenta que los sociólogos buscan descifrar los mecanismos de funcionamiento del conjunto de la sociedad. En el fragmento anterior, nos explica que la sociología como disciplina científica está dividida en muchos subcampos, que tienen objetos de estudio propios y, a veces, metodologías diferentes.
También da como ejemplo el campo de la llamada "Sociología de la marginalidad" y nos cuenta que, en las ciencias sociales, antes de abordar cualquier estudio es fundamental que los investigadores se pongan de acuerdo en cómo definir el objeto que van a estudiar. En este caso, deben formularse la pregunta de "¿Qué entendemos por marginalidad?" y responderla a partir de un marco teórico, es decir, un cuerpo de ideas que dé sentido a la definición a la que arriben.
Torrado también nos cuenta que existen diferentes ángulos para aproximarse al objeto de estudio en cuestión. Por ejemplo, ¿cuáles son las causas de la marginalidad? o ¿cómo es la vida cotidiana de las personas en situación marginal? Estos diferentes ángulos utilizan diferentes metodologías de estudio, desde el análisis de estadísticas oficiales (como las provistas por el Instituto Nacional de Estadística y Censo, INDEC) hasta la observación participante, en la que los investigadores se sumergen en el contexto que quieren investigar durante cierto tiempo, conviviendo con los grupos que les interesa estudiar.
Leer y luego analizar el siguiente artículo:

 
20/10/2005 - 00:00
Alguna realidad queda oculta
Muchos datos sociales y económicos que aluden a la desigualdad no aparecen revelados en las estadísticas. No se trata de ninguna acción conspirativa sino de dificultad de registro de los sectores más vulnerables.
Cuando se trata de detectar estadísticamente la desigualdad de bienestar entre grupos o segmentos sociales, sucede un hecho recurrente: aparece con anormal frecuencia la palabra "oculto". Veamos algunos ejemplos.
En economía, se denomina desempleo oculto al conjunto de desocupados que, a pesar de desear trabajar, no hicieron ninguna gestión concreta para buscar empleo durante el lapso de referencia de la medición. Se los denomina "desalentados" porque se supone que no buscan empleo por estar convencidos de que no van a encontrarlo; pero también se incluyen aquí aquellos que no poseen vestimenta adecuada para la presentación, o no pueden sufragar el costo del transporte, etc.
Se designa como subempleo oculto al conjunto de aquellos que sí trabajan al menos durante una jornada de duración normal, pero con niveles de remuneración tan ínfimos e inestables que no alcanzan a cubrir sus necesidades más elementales (ejemplo paradigmático, los limpiaparabrisas o los changarines de todo tipo). El subempleo oculto es aquel segmento del mercado de trabajo que frecuentemente se denomina "sector informal".
Son conocidas las situaciones de empleo en negro (no registrado) y de salario en negro (no contabilizable para la seguridad social).
Menos difundidas son algunas expresiones que se usan en antropología alimentaria: el hambre silenciosa u oculta designa la malnutrición o desnutrición crónica que padecen aquellos sectores cuya ingesta, si bien puede satisfacer la recuperación cotidiana de la energía necesaria para el trabajo, carece de nutrientes esenciales (hierro, calcio, vitaminas, etc.) para preservar la salud en el largo plazo. En este dominio se habla también de circuitos de abastecimiento ocultos para aludir a los mecanismos de aprovisionamiento alimentario no registrados a los que apelan los carenciados.
En demografía, existen las familias ocultas: se trata de parejas jóvenes, con o sin hijos, o bien madres solas con hijos (núcleo monoparental) que, por no poder acceder a una vivienda independiente, viven en casa de sus progenitores o de parientes cercanos. Por ciertas características de la captación estadística, estos núcleos familiares no son registrados ni en los censos ni en las encuestas de hogares.
Mucho más trascendente es la desigualdad oculta ante la muerte. Esta expresión designa la imposibilidad de medir la esperanza de vida de la que gozan, respectivamente, pobres y no pobres, debido a la falta de registros adecuados.
En efecto, las estadísticas actuales apenas nos permiten captar esta desigualdad entre jurisdicciones, pero, la distancia de la es peranza de vida de la población de Formosa respecto a la de la población de la Ciudad de Buenos Aires es, sin duda, muy inferior a la que debe existir entre los pobres de la primera y los ricos de la segunda.
Hay otros muchos ejemplos cuya enumeración aquí podría resultar redundante. Pero no debería olvidarse que, dentro de la Ciudad de Buenos Aires, tenemos una ciudad oculta.
Ahora bien, todas estas situaciones de opacidad afectan esencialmente a los estratos sociales más vulnerables: en general se trata de la imposibilidad de captar alguna dimensión del bienestar que, por concentrarse en los más desmunidos, tiende a subestimar casi exclusivamente la medición del nivel del bienestar de estos últimos.
El corolario obvio es que nuestros estudios sobre la desigualdad social —por ejemplo, nuestros intentos por captar los efectos diferenciales de las políticas regresivas de la década del 90— están irremisiblemente sesgados a la baja. Esta circunstancia deberemos tenerla siempre presente.
Es importante destacar que estos rasgos del sistema estadístico no responden a ninguna acción conspirativa, ni por parte de los organismos internacionales donde se originan las recomendaciones de medición, ni por parte de los entes nacionales que producen las estadísticas argentinas.
Existe (también subterránea) una lógica social que ayuda a reproducir el sistema de dominación ocultando sus peores efectos: consiste en "naturalizar" —es decir, en presentar como formando parte del orden natural de las cosas— hechos, obras y sucesos que son producto de las configuraciones ideológicas inconscientes que guían el accionar de hombres e instituciones.


Actividades:


1. En base a lo leído, elaborar una definición de marginalidad. ¿Qué entendemos por esto? Según esta definición, ¿qué características debería tener una persona o grupo de personas para quedar "adentro" o "afuera" de esta categoría? Esta puesta en común no es sencilla (tampoco lo es para los sociólogos) ya que implica poner en juego diferentes concepciones del mundo que influyen en cómo entendemos la marginalidad. El objetivo no es llegar a la definición "correcta", ya que no existe tal definición objetiva, sino poder llegar a una definición consensuada y fundamentada. (3 puntos)



2. Formular diferentes preguntas en relación al tema que puedan contestarse a partir de una investigación. Por ejemplo, dentro de la población en situación de marginalidad, ¿qué porcentaje son niños? ¿Cuántos de ellos van a la escuela? ¿Cuáles son las fuentes más comunes de ingreso para la gente que no forma parte del sistema de trabajo formal? ¿Cuáles son los dilemas que enfrenta cotidianamente una persona en situación marginal? (3 puntos)

3. Como hemos dicho, cada pregunta conlleva una o algunas metodologías apropiadas para responderlas. Por ejemplo, si luego de definir qué se entiende por población marginal nos preguntamos cuántos de ellos son niños, podríamos recurrir a las estadísticas del INDEC (http://www.indec.gov.ar). Pero si nos preguntamos por los dilemas que enfrentan diariamente las personas en situación marginal, podríamos realizar entrevistas u observación participante.

Luego de proponer las preguntas, idear formas de responderlas y ordenarlas en un cuadro como el que sigue: (4 puntos)
Pregunta
Método/s para responderlas
¿Qué porcentaje de la población en situación marginal son niños?
Estadísticasoficiales



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