Geografía
4º AÑO (ambas modalidades)
ACTIVIDAD 4/SEMANA 4
Tema: Territorio Político
Objetivos:
Que
los estudiantes logren:
. Comprender el concepto de Empresa
Multinacional y el papel que juegan las mismas en el mundo globalizado
. Localizar países y regiones en
un planisferio.
Actividades
-
Luego
de leer el texto “El poder creciente de las Multinacionales”, resuelve:
1) ¿A qué se considera una empresa multinacional?
Ejemplifica.
2) ¿De qué lugares del planeta son originarias la
mayoría de ellas?
4) ¿Cuáles son los argumentos a favor de la
instalación de estas empresas?
5) ¿Qué aspectos negativos genera su llegada?
6) Localiza en un planisferio los espacios
centrales de lo que el texto llama la “triada” y los espacios periféricos
asociados. En el mismo mapa ubica algunos logos de empresas Multinacionales
apuntando al país de origen, por ejemplo, el logo de Adidas señalando Alemania
o el logo de Chevrolet en Estados Unidos.
EL
PODER CRECIENTE DE LAS MULTINACIONALES
Las ventas de las empresas multinacionales fuera de
su país de origen equivalen al doble de las exportaciones mundiales. Estas
compañías, cortejadas por gobiernos nacionales y locales, son cada vez más
cuestionadas por diversas asociaciones que buscan hacer respetar las normas que
protegen los derechos humanos y el medio ambiente.
Se considera multinacional a una empresa que posee el
control de por lo menos una firma en el extranjero, con una participación de
capital superior al 10%. En 2001 se contabilizaban unas 65.000 multinacionales
con 850.000 filiales en el extranjero y 54 millones de empleados. Las ventas de
las firmas controladas locales equivalían a más del doble de las exportaciones
mundiales. Dicho de otra forma, el comercio mundial, uno de los principales
indicadores de la globalización, es actualmente mucho menos importante que la
distribución local de bienes y servicios por parte de las multinacionales. Pero
también el comercio internacional está dominado por esas compañías. Se estima
que, del total de exportaciones mundiales, un tercio corresponde a operaciones
entre filiales de multinacionales y un tercio proviene de sus ventas a otras
empresas del exterior.
De las 100 multinacionales más grandes del mundo, 53 son
europeas y 23 estadounidenses. Estas compañías cuentan, de hecho, con el poder
político, debido a los estrechos vínculos que mantienes con los estados de sus
países de origen y de implantación.
En el marco de la globalización, los gobiernos de naciones,
provincias y municipios procuran atraerlas por medio de subvenciones y
exenciones impositivas. El saldo entre lo que esas compañías aportan y lo que
destruyen es materia de discusión, si se consideran la creación de puestos de
trabajo, los desequilibrios sociales, las estructuras industriales y agrícolas
y las balanzas comerciales. El principal argumento a su favor es la transferencia
de tecnología: la introducción en el país anfitrión de métodos más eficaces
para la producción, la organización y la comercialización, además de una mayor
especialización laboral.
Esto se aplica tanto a las filiales implantadas como a sus proveedores
y contratistas locales. El resultado de la transferencia depende, sin embargo,
de las políticas locales y de la relación de fuerza entre los gobiernos y las
multinacionales. China, que ofrece un gran mercado, puede imponerles más
condiciones que un país pequeño. Por otra parte, la transferencia de tecnología
es escasa en zonas francas –había 850 en todo el mundo en 1997- donde prevalece
la sobreexplotación de los trabajadores. Fuera de las zonas francas, las
filiales de las multinacionales suelen ofrecer salarios más altos y mejores
condiciones de trabajo que las empresas locales. Sin embargo, a escala
internacional, estas compañías promueven la competencia entre territorios y
entre asalariados, principalmente donde la producción es masiva y estandarizada.
Las multinacionales instalaron bases productivas en la periferia de los tres
polos de la Tríada Estados Unidos-Europa-Japón, para beneficiarse con costos laborales
más bajos y condiciones de contratación más favorables. Es el caso de las compañías
japonesas en Asia Oriental, de las estadounidenses en México y de las europeas
en Europa Central. Como consecuencia de este proceso, los asalariados de los
países desarrollados que trabajan en sectores de producción masiva soportan el
deterioro de sus remuneraciones y de sus condiciones de empleo.
Creciente
sumisión de los estados
Con la globalización, cambió la naturaleza y el origen de
los cuestionamientos al poder de las multinacionales. Los gobiernos redujeron
considerablemente las limitaciones que les imponían, restringiendo su propio
poder en beneficio de esas compañías. En el proyecto de Acuerdo Multilateral
sobre las Investigaciones (AMI) de 1998, los países desarrollados se mostraban
dispuestos, en nombre del principio liberal de no discriminar entre empresas
multinacionales y empresas locales, a emprender iniciativas conjuntas para
poner freno a la acción de los estados. La idea era que las compañías pudieran
denunciar ante los tribunales las medidas que entraran en contradicción con
sus intereses. Frente a la sumisión creciente de los estados, emergió un
movimiento internacional a favor de que las multinacionales respeten las normas
en materia de los derechos humanos, legislación laboral y medio ambiente. La
heterogeneidad de ese movimiento refleja las contradicciones sociales y
nacionales que la globalización exacerba.
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